Asegurar que el juego sea una actividad de ocio y no una dependencia es uno de los objetivos de una política de juego responsable. La extrema dependencia del juego ha sido reconocida por la OMS, desde 1991, como una patología. Al día de hoy, Portugal no ha adoptado una verdadera política de juego responsable con respeto a la prevención y tratamiento del juego problemático. La protección de los jugadores compulsivos refleja el reconocimiento de que los problemas económicos provocados por esa dependencia afectan no sólo a los ingresos del jugador, sino también al presupuesto de su familia e incluso de sus amigos. Al propio jugador le cuesta reconocer que tiene un problema con el juego y, cuando lo hace, ya se encuentra en una etapa en la que está sobreendeudado.
En el campo del Derecho y de la Psicología, es objeto de discusión doctrinal conocer en qué medida el Estado y los operadores de juego deben proteger a los jugadores problemáticos. La tecnología permite algunas soluciones en torno al juego en línea y a las slots. En Portugal, por ejemplo, los sítios web de juego en línea están obligados a ofrecer un sistema de tiempo máximo de juego y a brindar al jugador la posibilidad de limitar los fondos depositados en su cuenta o su cantidad de apuestas.
EL DERECHO A LA AUTOEXCLUSIÓN
Como en muchos otros países, también en Portugal existe la solicitud de autoexclusión, que depende de la propia iniciativa del jugador por solicitar que se le impida jugar, ya sea en casinos físicos u online. Pero en mi país hay dos leyes diferentes: una para los casinos presenciales, de 1989, y otra para los juegos de azar en línea, de 2015, sin que, lamentablemente, los legisladores se hayan preocupado por armonizar ambas reglamentaciones. Así, se dan los siguientes inconvenientes: a) injustificadamente, el jugador tiene que realizar dos solicitudes de autoexclusión si quiere que se le prohíba jugar en línea y en casinos físicos; b) en los salones presenciales, la solicitud de exclusión se puede hacer por un período máximo de cinco años, mientras que, en el iGaming, no hay límite máximo de tiempo. No puedo entender la razón de esta diferencia; y c) mientras que, en el juego en línea, el jugador puede revocar la solicitud de autoexclusión o anticipar su final, en los casinos físicos, esto no es posible.
INFORMACIÓN Y MARKETING
Una política de juego responsable requiere de una adecuada divulgación del problema de la compulsión al juego, de la existencia de ayuda frente a las señales de alerta, de la posibilidad de recurrir a la autoexclusión y de los contactos de estructuras privadas y estatales que los jugadores pueden utilizar para combatir esta aflicción. Para que sea completa y eficaz, esta información debe aparecer en la página web de las entidades estatales con competencia en el ámbito del juego, pero también en las páginas de los operadores de juego, físico u online. El sitio web de la autoridad reguladora del juego en Portugal, el Serviço de Regulação e Inspeção de Jogos (SRIJ), tiene información sobre juego responsable, protección del jugador y autoexclusión, y es posible completar la solicitud de autoexclusión en línea. Sin embargo, todavía no se encuentra disponible información sobre entidades privadas, públicas u ONGs (como grupos de jugadores anónimos) que prestan asistencia a los jugadores problemáticos. Esta información debería también figurar en el requerimiento de autoexclusión. Con respecto a la legislación portuguesa sobre el juego en línea, las webs de los operadores deberían proporcionar al jugador datos sobre sus derechos y deberes, incluidos el derecho a la autoexclusión y los contactos de entidades que prestan apoyo a jugadores compulsivos. Aunque no existe la obligación de que, en los sitios web de los operadores de casinos presenciales, se brinde este tipo de información, varios operadores han elegido hacerlo. Incluso, tienen pruebas rápidas de autoevaluación para detectar problemas con el juego y un enlace al formulario de solicitud de autoexclusión. En varios casinos físicos, también es posible encontrar folletos con ese tipo de información, accesibles a los jugadores en varias ubicaciones. A la hora de considerar cuestiones de marketing y convocatoria a los jugadores, en Portugal, no está prohibido enviar mensajes a jugadores autoexcluidos, ni es obligatorio cancelar tarjetas de fidelización y/o promocionar servicios. Sin embargo, la mayoría de los operadores ha adoptado esta buena práctica.
CONTROL DE INGRESO A LOS CASINOS
Hasta hace poco, el sistema de control de ingreso a los casinos portugueses no estaba en línea con las prácticas europeas o incluso mundiales, ya que no obligaba a la identificación del jugador en la entrada. Esta falta de control permitía la absurda situación del ingreso de jugadores autoexcluidos a las salas. Claro, eso llevó a juicios contra algunos operadores presenciales, que tuvieron que compensar el dinero que estos jugadores habían gastado en juego durante el tiempo de autoexclusión.
En principio, este problema se solucionó con la instalación de los pórticos en las entradas de los casinos y con la obligación de presentar un documento o pasaporte del ciudadano, en línea con la Ley de Blanqueo de Capitales propia de la Directiva de la Unión Europea. También se instaló un circuito de televisión interno con reconocimiento facial para permitir la identificación de los jugadores autoexcluidos. En los juegos de azar en línea, el control de acceso a los sitios web para los jugadores autoexcluidos también es legalmente obligatorio.
Desde mi punto de vista, la política de juego responsable para el juego presencial puede y debe financiarse con parte de los fondos del juego que los operadores entregan al Estado portugués (de hecho, en el iGaming, esto ya sucede). Estos fondos tendrán que canalizarse hacia la prevención, el tratamiento y el estudio de la compulsión al juego, la formación de los profesionales implicados, la adopción de códigos de conducta y manuales de buenas prácticas, y todos aquellos elementos que permitan controlar y apoyar a un jugador compulsivo, a fin de ayudarlo a superar su problema para que pueda volver a vivir el juego como una sana forma de entretenimiento.