Por Alejandro Caminos, periodista, guionista y colaborador de G&M News.
Cualquier profesional que ama a un deporte sabe que, en algún momento, por cuestiones de edad avanzada o por lesiones, llega el tiempo de decirle adiós. Ahora bien, ¿es esto realmente así? Incontables veces en el ámbito deportivo hemos visto el retorno de fenómenos como Mike Tyson (boxeo) o Michael Jordan (NBA). El poker no es ajeno a esta situación. Un ejemplo es el norteamericano Doyle Brunson, que, a los 87 años, decidió dejar atrás su condición de ‘jubilado’ para regresar y participar de la próxima edición presencial de la World Series of Poker (WSOP). Si bien no confirmó en cuál de todos los eventos estará presente, informó a través de Twitter que será parte una vez más de la serie de poker más importante del mundo. En este sentido, la WSOP comunicó que habrá 88 brazaletes dorados a repartir entre los ganadores de los eventos, que se desarrollarán entre el 30 de septiembre y el 23 de noviembre en el Rio All-Suite Hotel & Casino de Las Vegas, EE.UU.
DE LOS AROS A LOS PAÑOS
Brunson nació el 10 de agosto de 1933 en Longworth, dentro del Condado de Fisher, en el Estado norteamericano de Texas. Su infancia estuvo signada por la falta de medios y la necesidad de supervivencia en un contexto de suburbios pleno de carencias. Durante su etapa universitaria comenzó a sobresalir como jugador de básquet y hasta fue considerado como uno de los mejores de todo el Estado. Mientras tanto, el poker era para él apenas un simple juego del que tenía conocimiento.
Su gran rendimiento como deportista hizo que le llovieran ofertas de distintas universidades. Finalmente, se inclinó por ir a la Universidad Hardin-Simmons en Abilene, Texas. Incluso los Minneapolis Lakers de la NBA mostraron interés en su fichaje. Por ese entonces, Doyle se ganaba la vida en una fábrica. Sin embargo, un accidente laboral no sólo le destrozó una pierna, sino también la posibilidad de convertir dobles y triples en uno de los deportes norteamericanos más populares. Entonces, se propuso culminar sus estudios y cambiar la pelota naranja por las cartas, en busca de saciar su sed de competencia. Sus buenas rachas en los paños le permitieron ganar más dinero del que obtenía en la fábrica, por lo que renunció a ese trabajo y se volcó de lleno a enfocarse en una carrera profesional como jugador de poker.
CAMINO A LA GLORIA
Las partidas se iban sucediendo y, a la par, aumentaban sus victorias. Incluso, Brunson se sumó a torneos clandestinos, que usualmente eran manejados por organizaciones del crimen organizado. Si bien esto hizo que conociera a grandes jugadores de aquel entonces, como Amarillo Slim y Sailor Roberts, también lo llevó a que, más de una vez, lo golpearan y le robaran, como confesó tiempo después. Luego, junto a Slim y Roberts, formaron el grupo ‘Rounders’ (como la célebre película de 1998), con el cual recorrieron los Estados Unidos a fin de lograr un bankroll lo suficientemente grande que les posibilitara jugar en Las Vegas. Si bien lograron ese cometido, en la Meca del Juego, lo perdieron todo. Desde ese entonces, rompieron con la sociedad, aunque mantuvieron su amistad.
Pero, claro, Brunson no abandonó la Ciudad del Pecado. Por el contrario, se asentó en ella para profundizar su juego y porque veía una gran oportunidad de hacer una fortuna. Allí fortaleció su figura como jugador habitual de los grandes torneos. Con los años y los títulos, se fue convirtiendo en una de las estrellas de la WSOP. Utilizando un tradicional sombrero de vaquero, que se volvió su marca registrada, Doyle ganó un total de diez brazaletes. Dos de ellos fueron en forma consecutiva en los Main Events de 1976 y 1977 y, curiosamente, con la misma mano, un full de dieces sobre dos. Desde ese entonces, esa mano es conocida como “la Doyle Brunson”. Por si fuera poco, el texano -que superó un cáncer en los años ‘60- publicó en 1979 el libro ‘Super/System’, que es considerado por muchos como la Biblia del poker. Luego, fue incorporado al Hall of Fame de este deporte mental.
Durante 50 años siguió jugando y ganando distintos campeonatos, como el ‘Legends of Poker’ del World Poker Tour (WPT) de 2004. Pero en 2018, anunció su retiro, luego de quedar sexto en un torneo 2-7 Lowball y bajo el aplauso de toda la gente presente. Esos aplausos seguramente volverán a hacerse oír con fuerza cuando su sombrero de cowboy se asome en el salón, en busca de continuar escribiendo más páginas gloriosas del juego que siempre amó.