Desde hace un par de semanas, México enfrenta un claro recrudecimiento de los contagios por el virus SARS-CoV-2, alterando nuevamente el proceso de lenta recuperación de la economía en general y de nuestra industria en particular, algo que tanto anhelamos. Tras año y medio de compleja coyuntura, esta tercera ola de la pandemia nos recuerda que, por el momento, necesitamos reaprender a vivir, a consumir y a producir, conviviendo con este potencialmente mortífero patógeno.
Al margen del desigual proceso de vacunación que se está ejecutando en cada territorio, los Gobiernos de los países del orbe manejan esta pandemia sanitaria con mayor o menor grado de coordinación, intentando encontrar soluciones prácticas para proteger la salud de sus ciudadanos y evitar, a toda costa, el colapso de sus respectivos sistemas económicos. Hasta el momento, el balance perfecto de esta ecuación no se ha logrado.
RESTRICCIONES Y LENTA RECUPERACIÓN
Tras una primera fase de confinamiento relativo durante buena parte del año 2020, el Gobierno Federal de México ha anunciado que luchará para no decretar un nuevo cierre absoluto de la actividad económica. Este punto es de particular importancia para nuestra industria que, no hace falta recordarlo, ha sido una de las más golpeadas por esta crisis. En lo inmediato, la consigna para el sector es aplicar estrictamente los protocolos sanitarios aprobados y evitar que nuestras salas estén estigmatizadas como fuentes potenciales de propagación. Mientras tanto, AIEJA sigue trabajando con las autoridades estatales y municipales para ampliar aforos y horarios lo más que se pueda, sin poner en peligro a nuestra clientela y a los equipos de colaboradores.
A pesar de esta situación, hemos logrado reabrir las puertas del 98% de los casinos en 28 de los 29 Estados que albergan las 384 salas que estaban en operación antes de la crisis sanitaria. No obstante, lo hemos hecho bajo condiciones restrictivas muy drásticas que dificultan la recuperación. En efecto, desde hace varias semanas, el aforo promedio no logra rebasar el 48%, con horarios de funcionamiento que rondan las 10 horas por día.
ECONOMÍA FAMILIAR, UNA DE LAS MÁS AFECTADAS
El impacto es severo, tanto para nuestras empresas como para la economía de las cerca de 170 mil familias mexicanas que viven, de manera directa o indirecta, de los frutos de nuestra actividad y que, a estas alturas del año, luchan todavía por reinsertarse en sus lugares de trabajo. Si bien se ha recuperado un 60% de las fuentes de trabajo que generábamos antes de la pandemia, la baja afluencia a las salas, aunada a las restricciones vigentes, complican el regreso a la normalidad.
El otro rubro que ha sufrido de esta reducida actividad es la de la recaudación fiscal. Aunque el juego en nuestro país representa todavía una modesta contribución al PIB nacional, sus diversas aportaciones sí suman al buen funcionamiento del Estado en general. A finales de 2019, nuestra actividad, una de las más gravadas en términos relativos, contribuía con alrededor de US$250 millones (MX$5.000 millones) a las arcas federales, y con otros US$100 millones (MX$2.000 millones) a Estados y municipios. La pandemia que nos golpeó redujo en un 70% estos aportes fiscales al finalizar 2020, afectando gravemente el funcionamiento de algunos Estados y municipios del país. Basta mencionar el caso de Nuevo León, una de las entidades federativas con más casinos en su territorio, cuyo presupuesto destinado a la seguridad pública provenía, en su casi totalidad, de las contribuciones de nuestras salas.
JUEGO ONLINE Y BÚSQUEDA DE LA OMNICANALIDAD
No es ningún secreto: la vertiente que vino a salvar de cierta forma las catastróficas cifras registradas por la industria fue la del entretenimiento digital, en su más amplia definición. Este segmento que, poco a poco, empezaba a crecer tuvo que acelerar su transición para poder satisfacer el repentino aumento de solicitud de servicios de parte de los apostadores. Hoy, basándonos en cifras conservadoras estimadas por Forbes, solamente la industria de las apuestas deportivas en México genera cerca de MX$10.000 millones al año, ampliando también el segmento poblacional de nuestra clientela habitual. Una investigación realizada por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México tras la primera ola pandémica, en agosto del 2020, subrayaba que los jóvenes de entre 20 y 25 años constituían la franja etaria con mayor incremento en esta actividad.
Todavía tímido, el mercado del juego en línea en México tiene un potencial enorme. Especialistas de distintas operadoras estiman que, en los próximos seis a siete años, las proyecciones de crecimiento de la industria en el país serán de entre el 25% y el 30%. La confirmación de esta tendencia se dará siempre y cuando logremos una regulación en la materia.
En fechas recientes, la Comisión de Juego en Línea de AIEJA ha trabajado activamente, en estrecha colaboración con las autoridades de la Secretaría de Gobernación, para incorporar a la iniciativa de una nueva Ley Federal de Juegos y Sorteos un texto que recopile las sugerencias de los profesionales de este segmento a la propuesta que el Ejecutivo Federal pretende poner a consideración de la próxima Legislatura, que entrará en sesiones a partir de septiembre de 2021. Es una gran oportunidad para México. Ojalá nuestros legisladores lo entiendan.
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