Por Nahuel Díaz, periodista y colaborador de G&M News.
La Dra. Susana Calero es médica de la Universidad de Buenos Aires (Argentina), especializada en Psiquiatría. Médica Legista y Sanitarista, también es Licenciada en Psicología por la UCA. Presidenta honoraria del Capítulo de Juego Patológico y otras Adicciones Conductuales de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), Calero tiene una extensa trayectoria profesional, como creadora de la Red Hospitalaria de Asistencia al Juego Patológico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Coordinadora de la Sección Medicina, Psiquiatría y Atención Primaria de la Salud de APAL, fundadora y ex coordinadora de Hospitales de Día y del Servicio de Adicciones del Hospital Álvarez, ex Directora de CACIS, socia fundadora y vocal de CAPYN, docente del Instituto Superior de Formación de Médicos Especialistas en Psiquiatría de APSA, asesora de IJACBA en docencia, investigación y supervisión para la asistencia en ludopatía, y docente sobre Juego Responsable y Autoexclusión para operadores de juego, entre otros cargos.
¿Hace cuánto tiempo viene trabajando en el dictado de cursos y capacitaciones sobre juego responsable y de qué manera ve que el sector recibe sus análisis al respecto de esta temática? ¿Qué contenidos suele incluir en esas charlas?
Comencé a dictar cursos en 2004 a pedido de los operadores del juego. El recibimiento ha sido muy bueno, no sólo en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina), sino también en muchas provincias del interior del país. Primero, hubo que trabajar con las autoridades de los casinos para que comprendieran que el jugador problemático es una persona con una enfermedad, que no beneficia a la empresa por distintos motivos. Entendieron la necesidad de armar un Programa de Juego Responsable y de capacitar a los empleados para que cumplieran la función de orientar a los clientes que presentan juego inmoderado, trabajando junto con los familiares que piden ayuda. Se trata de los Consejeros. El proceso incluye una primera instancia con un Curso Básico de capacitación a todo el personal sobre adicciones en general y sobre juego problemático en particular. Luego, se dicta un Curso Avanzado por el cual se forma a los Consejeros, a los que posteriormente se supervisa en su tarea.
Desde su experiencia, ¿cuáles son las falencias que aún encuentra en el manejo de este tema por parte de la industria y cómo podría solucionarlas? ¿Cómo habría que trabajar para disipar cierto estigma que aún subsiste en la sociedad argentina alrededor del juego y de los jugadores problemáticos?
Es necesario que, al renovar el personal, se lo capacite inmediatamente y se aumenten las supervisiones. El estigma de la sociedad sigue siendo equívoco al considerar que, si se cerraran los casinos, no habría más jugadores problemáticos. Para esto, hay que tener en claro que esta enfermedad, considerada ya ‘adicción’ por la Organización Mundial de la Salud, sólo se da en personas vulnerables, es decir, aquellas que ya tienen otras enfermedades de base, que representan un porcentaje muy bajo de la población general.
¿Qué evolución ha notado en los últimos años en la continua tarea de la Red Hospitalaria de Asistencia al Juego Patológico del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires?
Tuve el honor de crear esa Red hace ya muchos años, cuando instauré el Primer Servicio Hospitalario en la República Argentina, que fue en la Ciudad de Buenos Aires. Fue un trabajo continuo de formación de todos los profesionales que integraron la Red y supervisión de todos los servicios. Con la pandemia, se vio afectado, como tantos otros servicios de salud. La tarea ha sido muy positiva, sin dudas.
Si bien el mecanismo de autoexclusión y la asistencia telefónica por profesionales son herramientas valiosas para el tratamiento del jugador problemático, ¿cómo trabajar para involucrar a la familia del afectado a fin de que éste cuente con un sostén que ayude a su recuperación?
La autoexclusión es una gran herramienta de ayuda en el tratamiento, si se cumple eficazmente. La orientación telefónica sólo permite la derivación a centros de salud. La inclusión obligatoria de la familia debe ser una tarea de todo buen tratamiento del jugador problemático, como sucede en cualquier otro tratamiento de una adicción. El juego y las adicciones alejan al paciente de la familia y el tratamiento debe recuperar esos vínculos.
El crecimiento de la modalidad del juego online y la regulación de la actividad en cada vez más territorios de la Argentina han planteado nuevos desafíos. Por un lado, un aspecto positivo es que el propio sistema obliga al apostador a registrarse y controla y limita su cantidad y frecuencia de apuestas. Por el otro, es un apostador no visible que puede jugar a cualquier hora y en cualquier lugar, lo que implica algunos riesgos. Desde su rol, ¿qué recomendaciones haría para la prevención, el cuidado y el acompañamiento de los jugadores en esta nueva vertical?
El aumento de consultas por juego online se notó durante la pandemia, con el cierre de las salas de juego presencial. El mayor uso de la tecnología también lo favoreció. Es real que demostrar identidad, establecer horarios y montos de dinero hacen que el operador pueda indicar al jugador su límite con el juego. Asimismo, la no necesidad de concurrir a salas de juego físicas ayuda al descontrol. La mayor recomendación de cuidado debe estar en el operador, aplicando técnicas para profundizar los controles.
¿Cómo desarrollar a futuro, de manera conjunta entre el Estado y las empresas privadas, y qué cuestiones debería incluir un Programa de Políticas Sanitarias y Propuestas de Comunicación que tenga una llegada directa a los usuarios a nivel nacional, con el mensaje de entender al juego oficial como actividad lúdica sana, segura y responsable, que pueda ser siempre un entretenimiento antes que una obsesión por conseguir un ingreso económico regular en tiempos de crisis?
Rara vez el jugador utiliza el juego para obtener un ingreso económico regular en tiempos de crisis. Se hace peligroso cuando encuentra en el juego el placer que no halla en otro lado. Es necesario que haya un control estricto de edad al ingreso, así como de los autoexcluidos, con pautas idénticas para todo el país. El juego problemático es igual de peligroso en Jujuy que en Tierra del Fuego. No puede haber diferencias en los controles en distintas regiones de la Argentina. Queda mucho trabajo por delante, pero la industria está en el camino correcto para gestionar esta cuestión.