Por Nahuel Díaz, periodista y colaborador de G&M News.
¿Qué tienen que ver entre sí la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), la sostenibilidad y el nuevo término que cada vez se escucha más: ASG (Ambiente, Social y Gobernanza) o su versión en inglés, ESG (Environmental, Social and Governance)? La respuesta más simple es que todos estos términos forman parte de un proceso gradual de evolución de la misma idea.
La RSE se define como el conjunto de políticas, valores y prácticas que una organización lleva a cabo para contribuir económica, social y medioambientalmente a la sociedad en la que vive. Con el tiempo, la realidad ha orientado las estrategias organizacionales hacia la asunción concreta de los principios de sostenibilidad, y es este término el que debe conciliar los pilares ambientales, sociales y económicos de cualquier actividad empresarial e inversión.
Así, el término ASG surge en este contexto. El componente “Ambiental” abarca los efectos que las actividades organizacionales ejercen en el medioambiente, dándole importancia a la eficiencia energética, a la reducción de residuos y a la medición de la huella de carbono. “Social” atiende al impacto que el ser humano, a través de sus acciones y decisiones, produce en su entorno, en las distintas comunidades, como los derechos laborales, la equidad salarial y la diversidad e inclusión, entre otros temas. “Gobierno” se refiere al gobierno corporativo y las prácticas empresariales.
SOSTENIBILIDAD EN LAS ESTRATEGIAS DE NEGOCIOS
Estos conceptos, que, en principio, en el mundo de los negocios, comenzaron aplicándose en un marco de actuación voluntario, hoy se están volviendo casi obligatorios para las empresas, impulsados por la sanción de leyes al respecto en varios lugares del mundo (incluyendo, por supuesto, Latinoamérica).
Por lo tanto, para anticiparse a estas tendencias y pensar en cómo mantener sus negocios en el tiempo, las organizaciones del sector de juegos de azar, tanto públicas como privadas, deben comenzar a plantearse si seguirán llevando a cabo estrategias reactivas o proactivas.
Hoy en día, la incorporación de criterios de sostenibilidad a las estrategias de negocios es esencial por varias razones, a saber:
1. Resiliencia y gestión de riesgos: Las empresas que consideran la sostenibilidad a menudo están mejor preparadas para manejar riesgos ambientales, sociales y de gobernanza. En nuestro sector, podemos hablar aquí de juego responsable en el marco de riesgos sociales.
2. Eficiencia y ahorro de costos: Muchas prácticas sostenibles, como la eficiencia energética o la reducción de residuos, pueden llevar a un ahorro significativo de costos. Organizaciones públicas reguladoras de juegos de azar, como el IAFAS en Entre Ríos y el IJAN en Neuquén, ambas en Argentina, han avanzado mucho al respecto.
3. Cumplimiento normativo: Cada vez más gobiernos están implementando regulaciones que requieren o incentivan prácticas sostenibles. Son normativas que el sector de juegos de azar regulado en Argentina comenzó a adoptar hace más de 15 años a través de la prevención del juego problemático.
4. Competitividad y diferenciación: La sostenibilidad puede ser un factor diferenciador que distinga a una empresa de sus competidores en el mercado, generando, por ejemplo, en el sector de juegos de azar, un especial atractivo en aquellas generaciones de nuevos clientes que buscan experiencias de entretenimiento que respetan el ambiente.
5. Innovación: La búsqueda de soluciones sostenibles puede impulsar la innovación y abrir nuevas oportunidades de negocio.
6. Atracción de inversiones: Los inversores están cada vez más interesados en las empresas que demuestran un compromiso con la sostenibilidad, ya sea que lo hagan voluntariamente o por requisitos de normativas que los condicionan al momento de realizar o recibir inversiones.
Por lo tanto, la sostenibilidad ya no es sólo una cuestión de responsabilidad, sino una parte integral de una estrategia de negocios exitosa.
Las organizaciones pueden implementar prácticas sostenibles de varias maneras, algunas de las cuales pueden ser las siguientes:
1. Compromiso de la dirección: El primer paso es obtener el compromiso de los líderes de la organización. La sostenibilidad debe ser una prioridad estratégica apoyada por la alta dirección.
2. Evaluación de la situación actual: Las organizaciones deben realizar una evaluación exhaustiva de sus operaciones actuales para identificar áreas donde puedan mejorar su sostenibilidad.
3. Establecimiento de objetivos: Una vez que se ha realizado la evaluación, la organización debe establecer objetivos claros y medibles de sostenibilidad.
4. Desarrollo de un plan de acción: A continuación, la organización debe desarrollar un plan de acción detallado que describa cómo se alcanzarán estos objetivos.
5. Implementación del plan: El siguiente paso es poner en práctica el plan de acción. Esto puede implicar cambios en las operaciones, la formación de los empleados, la inversión en nuevas tecnologías, etc.
6. Monitoreo y evaluación: Finalmente, las organizaciones deben monitorear regularmente su progreso y evaluar su desempeño en relación con los objetivos de sostenibilidad.
7. Comunicación: Es importante comunicar los esfuerzos de sostenibilidad a los stakeholders, incluyendo empleados, clientes, inversores y la comunidad en general.
Consideremos que, en términos de una organización, emprender el recorrido de manera conjunta con sus pares resulta una ventaja. Esto se puede dar bajo el agrupamiento de una cámara empresaria o asociación civil, ya que permite minimizar riesgos y aplanar la curva de aprendizaje que se produciría si las acciones fueran individuales.
En este sentido, el trabajo de la Asociación de Loterías Estatales de Argentina (ALEA) puede ser un ejemplo a seguir, ya que, a partir de su Unidad Coordinadora de Responsabilidad Social, sus organismos miembros (reguladores de juegos de azar de Argentina) y sus socios adherentes (empresas privadas operadoras de juegos de azar autorizadas), se desarrollan y ejecutan programas y actividades de capacitación en la materia en todo el país.