Por Nahuel Díaz, periodista y colaborador de G&M News.
MF Estudio es una de las únicas firmas legales de Argentina enfocadas en la industria del juego. ¿Por qué decidieron trabajar con este sector y qué tipo de consultas reciben al respecto?
En realidad, que MF Estudio se haya convertido en la única firma en Argentina que se dedica en forma exclusiva al asesoramiento de la industria de juegos de azar y entretenimiento tiene que ver con una serie de casualidades, más que con una decisión consciente. En su organización original, el estudio asistió a las empresas del juego en el primer proceso regulatorio del iGaming. Con mi incorporación en 2019, acompañamos a todo el sector en la segunda oleada regulatoria, en la que la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires llevan la delantera con modelos de regulación semi-abierta y abierta.
Precisamente, casi en paralelo, aunque con distintos modelos, la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad de Buenos Aires legalizaron el iGaming y las apuestas deportivas. Al día de hoy, con varias empresas ya operando, ¿qué hay en el debe y en el haber de esta actividad en esas jurisdicciones?
En la Provincia de Buenos Aires, estamos viendo muchísimo interés de parte de los operadores internacionales. De hecho, hubo 14 solicitudes presentadas para sólo 7 licencias. También es cierto que, desde junio de 2019, cuando finalizó el plazo para presentar propuestas en la convocatoria, hasta la actualidad, la Argentina cambió muchísimo. Por eso, de 7 licenciatarios, al momento sólo 4 están en funcionamiento. Por su parte, la Ciudad de Buenos Aires tuvo un enfoque distinto, bastante más abierto. Ya existen 8 permisionarios trabajando. Creo que en el debe puede mencionarse que la industria de juegos de azar y entretenimiento online es uno de los pocos sectores que está en desarrollo en Argentina, mirando al país como un mercado posible para hacer inversiones y crecer. En el haber, tanto en este caso como en cualquier actividad económica que desarrollan grupos privados, falta un acompañamiento general de las autoridades para generar condiciones en las cuales se mantengan las reglas del juego. Se requiere de un mínimo de estabilidad y seguridad jurídica para poder garantizar un horizonte de previsibilidad, que permita continuar trabajando de esta forma. A nivel de la industria, hoy, el desafío es actuar de forma consolidada, tomando la experiencia de otras jurisdicciones que ya han regulado esa modalidad. En este sentido, y salvando las diferencias existentes entre ambos países, creo que la experiencia de Colombia es una buena guía. Allí se ve una unión de empresarios del sector para defender los propios intereses, y trabajar activamente para crear conciencia. Se comunica allí que el juego es una industria económicamente relevante, con una oferta válida de entretenimiento para adultos.
La reciente confirmación de que la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos, fisco estatal argentino) instrumentó el pago del impuesto indirecto a las apuestas online, con una alícuota que va del 2,5% al 15%, causó un cimbronazo entre los operadores. ¿Qué mirada tienen sobre esta disposición y cómo habría que trabajar con el Gobierno para evitar sufrir estos tributos tan confiscatorios para las compañías?
El hecho de que se reglamente el impuesto muestra a nivel del Gobierno federal un desconocimiento de la industria del iGaming, y de cómo funciona específicamente el juego en línea regulado. Es un desconocimiento vinculado con el reparto constitucional de competencias entre la Nación y las provincias. Si bien existe una competencia concurrente entre la Nación, las provincias y la Ciudad de Buenos Aires para establecer impuestos indirectos, esto de modo alguno implica o puede ser entendido como una carta blanca para que alguno de los niveles de Gobierno avance indebidamente sobre los demás. En este caso, se advierte un avance indebido del Gobierno federal sobre el ejercicio de competencias propias de las provincias y de la Ciudad de Buenos para regular el juego, tanto presencial como online. En esta línea, observamos que la Ley establece un mal llamado ‘impuesto indirecto’ que grava un consumo específico, pero si es así, no debería tener alícuotas diferentes aplicadas en función de las condiciones de quien ofrece el juego. El consumidor es el mismo, y lo único que cambia es el lugar donde elige realizar una apuesta. Desde esta óptica, el impuesto tampoco parece racional. Por otro lado, no tiene sentido el diferente tratamiento entre las apuestas realizadas en operadores o permisionarios locales e internacionales, dado que favorece a determinado tipo de compañías en detrimento de otras, pero sin que exista una base objetiva que sustente esa distinción. Por ejemplo, si uno realiza una apuesta en un operador “A”, podría pagar 2,5%. Si esa misma persona juega en “B”, puede pagar hasta el 15%. Si el impuesto grava un acto de consumo de la persona, la circunstancia del operador no debería incidir sobre la alícuota aplicable. Así, el impuesto puede llegar a discriminar a las compañías más pequeñas y a favorecer a las más grandes, teniendo en cuenta lo que establece el decreto y el DNU de la AFIP. Por otro lado, un punto que no es menor es que el impuesto está pensado para alcanzar tanto a operadores nacionales como a extranjeros, con lo cual habría una intromisión del Gobierno federal autorizando la oferta de juegos para empresas locales y extranjeras, que es otra manifestación del indebido avance del Estado sobre competencia propia de la jurisdicción.
¿Cuán importantes son hoy los conceptos de juego responsable y transparencia para una empresa de la industria y para su relación con los apostadores?
Creo que son muy importantes. Uno de los pilares de la regulación del juego es poder garantizar la existencia de medidas efectivas de juego responsable. Como todo, hay que determinar la manera en que esas medidas se insertan junto con otras dimensiones que tienen que ver con la actividad de entretenimiento, pensando cuál es la incidencia de jugadores problemáticos sobre el total de jugadores y tratando de evitar caer en situaciones excesivas, como sucede en Europa. En ese enfoque, entiendo que Europa nos ofrece una ventana hacia adelante, que permite reflexionar sobre cuestiones como publicidad, promoción y patrocinio, así como la disponibilidad de la oferta de juego para morigerar posibles regulatorias adversas.
¿Ve viable a mediano y largo plazos el modelo de negocio del juego online en el país, considerando aspectos de la economía local? ¿Qué cuestiones habrá que mejorar para que las empresas puedan ser competitivas y asegurar rentabilidad?
En este punto, es difícil anticipar una respuesta en un contexto tan cambiante como el de la Argentina. Sin embargo, soy optimista y estoy convencido de que, a pesar de todas las circunstancias adversas actuales, el mercado argentino tiene un gran potencial. Es importante aprovecharlo. Por supuesto, hay que considerar que este país tiene dinámicas distintas a las de otros mercados. Quizás, cuando uno busca hacer negocios en Argentina, ese proyecto no puede estar atado a una expectativa de obtener resultados en el corto plazo, sino que habría que mirar a mediano y largo plazos. Entonces, para medir la rentabilidad de un proyecto o inversión en Argentina, hay que pensar en el largo plazo, sin dudas. Más allá de las condiciones macroeconómicas, mitigar el daño potencial que generará el mal llamado ‘impuesto indirecto’ va a ser determinante para la viabilidad de la industria de los juegos de azar en línea regulados en Argentina.
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