Conocida como ‘la primera regla del casino’ y también una parte del saber popular, en este artículo, analizaremos si la afirmación “La Casa siempre gana” es correcta y tiene que ver con la realidad del mercado. En todo negocio, siempre está presente la posibilidad de que, eventualmente, haya un momento sin ganancias. Entonces, ¿es posible que un casino (la casa) no gane? Existe el riesgo de la operación, un riesgo que queda determinado por múltiples factores y que puede reducirse también, aplicando algunas estrategias inherentes al funcionamiento y la actividad del operador.
RESULTADOS DE UNA OPERACIÓN
La oferta de un casino está compuesta por juegos. Cada uno tiene un retorno esperado (RTP), una volatilidad asociada, un rango de apuestas establecido y, dentro de un período de tiempo, una cantidad de jugadas realizadas. Cada una de ellas puede tener un valor diferente y, obviamente, un pago distinto.
Si quisiéramos analizar el resultado de un período en particular para toda la operación (múltiples juegos), es muy probable que lo primero que tuviéramos que ver sería la diferencia entre el total apostado y el total pagado, también definido como ‘Gross Gaming Revenue’ o GGR, que es la aproximación inicial a la ganancia del casino durante ese período de tiempo dado. A continuación, vamos a teorizar acerca de lo que puede haber pasado en aquellos casos en los que el GGR queda pintado de color rojo en nuestra planilla, sin entrar a considerar aquellos casos particulares donde el revenue final (NGR) se torna negativo por cuestiones de la operación misma, como promociones, costos e impuestos de valor fijo.
JUGADAS, VOLATILIDAD Y RTP
Por un momento -y para simplificar-, imaginemos un juego que siempre devuelve al jugador diez veces la apuesta hecha. Claramente, este juego no funciona de forma adecuada y produce una pérdida constante para el casino. Por otro lado, pensemos en un juego que nunca genera pago para el jugador, incrementando indefectiblemente la ganancia del casino para cada jugada. Este juego tampoco funciona bien, ya que no ofrece al jugador la posibilidad de tener ganancia. Ninguno de estos juegos sería viable. Entonces, concluimos que todo juego debe contar con un balance entre momentos de pago y momentos de no pago, entre premios altos y premios bajos. Esta combinación de comportamientos, en su medida acertada, es una de las características más importantes del contenido.
Sigamos pensando en este juego imaginario, y analicemos qué podría pasar si, durante el período en cuestión, los jugadores fueran muy afortunados, haciendo que, a pesar de estar correctamente balanceado, todos obtuvieran ganancias. En este caso, el resultado del casino puede quedar en negativo. Es aquí donde la teoría de los grandes números viene al rescate. Todos los juegos basados en el azar, con cada jugada adicional, tienden a converger al RTP con el que fueron diseñados. Esto quiere decir que, con pocas jugadas, el resultado de la operación puede ser incierto, pero a medida que la cantidad de apuestas aumenta, también crece la probabilidad de que nuestro resultado operativo sea el esperado. Por otra parte, cuanto más amplio sea el rango de apuestas permitido y existan valores altos dentro de la lista, vamos a estar incrementando la exposición del casino (el valor monetario máximo que puede ser ganado en una única jugada). Jugadores con suerte y apuestas altas son una mala combinación.
Entonces, ¿debemos asumir que un juego que genera un GGR negativo está funcionando mal? Don’t panic! No necesariamente estamos frente a un problema técnico. En el análisis inicial, hay que considerar la cantidad de jugadas realizadas en ese juego, la volatilidad del mismo y el RTP normalizado. Cualquier evaluación realizada sobre pocas jugadas va a definir un intervalo de confianza extremadamente amplio y, por lo tanto, poco útil o confiable. Si entendemos que la matemática de muchos juegos requiere varios millones de jugadas para converger, un análisis con algunos cientos o miles de jugadas definitivamente puede darnos un resultado al parecer erróneo. A mayor volatilidad del juego, la cantidad de jugadas necesarias para llegar a la tan esperada convergencia también sube.
Dentro del análisis de retorno, encontramos dos indicadores: 1) el RTP financiero (que previamente vimos como resultado de dividir la cantidad de dinero pagado por el monto total apostado) y 2) el RTP normalizado, que es la representación del promedio de RTP de cada jugada, si transformamos el valor apostado a la unidad (o bien el promedio del RTP de cada jugada individual). Si el GGR es negativo, el RTP financiero va a estar por encima del 100%, lo que nos indica que estamos perdiendo dinero desde nuestra operación. Ahora bien, si con un volumen de jugadas considerable, vemos que el RTP normalizado está cerca de los valores de diseño, podemos tomar esto como una señal positiva acerca del comportamiento matemático del juego.
ALGUNOS EJEMPLOS A CONSIDERAR
Veamos a continuación algunos ejemplos. Al mismo valor de apuesta, una serie de jugadas puede mostrar un caso como éste, donde el RTP financiero y el normalizado coinciden con exactitud, en un 90%. Éste no suele ser el caso habitual.
Planteando escenarios extremos, donde un jugador que apuesta mucho gana siempre y uno que apuesta poco tiene mala suerte, encontramos la siguiente situación:
Acá podemos ver cómo el RTP financiero muestra un alarmante 221% como resultado y, además, un GGR negativo inclusive por encima del valor total apostado. También podemos advertir que el RTP normalizado no sufrió diferencia alguna, mostrando un valor del 90%. En consecuencia, es posible resumir esta situación con la frase “el que apostó mucho ganó mucho, el que apostó poco ganó poco”.
En el escenario final, analizaremos el caso inverso, donde quienes hacen apuestas elevadas no tienen suerte:
Mientras el RTP financiero está por debajo del 2%, a la vez, podemos observar que el RTP normalizado no sufrió diferencias con respecto a cualquiera de los otros escenarios presentados.
Con estos datos, entendemos que es posible encontrar una diferencia significativa entre el RTP financiero y el normalizado, y que eso puede suceder de manera mucho más acentuada cuanto menor sea la cantidad de jugadas consideradas. A la vez, si el contenido es de alta volatilidad, la ventana de valores considerados como estadísticamente correctos para el RTP normalizado va a ser mucho mayor que para un juego de menor volatilidad. Recordemos que el RTP normalizado es el que nos indica si el comportamiento matemático del juego es adecuado o no.
MUCHOS FACTORES INTERVINIENTES
Desde el punto de vista de la operación del casino, debemos tener muy presente que hay múltiples factores que inciden directamente en los resultados obtenidos en nuestro análisis. El volumen de la operación, la cantidad de jugadas, la volatilidad del contenido, la distribución de los valores de apuesta para jugadas de alto retorno y los valores de apuesta para jugadas de retorno bajo o sin premio, el rango de apuestas habilitado (generando una mayor dispersión) son todas características que configuran diferentes escenarios posibles.
Como desarrolladores de juegos y plataformas de casino, en Vibra Gaming, estos elementos están permanentemente en consideración y son parte de la evaluación que hacemos sobre la operación de cada uno de nuestros productos para poder asistir al operador en el día a día.
Es por todo esto que, con una operación de casino exitosa y un buen asesoramiento del contenido elegido, la máxima conocida como la primera regla del casino aplica con toda su fuerza: “La Casa siempre gana”.