Toda actividad económica, ya sea en la producción de bienes o la prestación de servicios, conlleva impactos y riesgos intrínsecos, abarcando dimensiones sociales, económicas y ambientales. En este contexto, por iniciativa propia o en cumplimiento de normativas, las organizaciones buscan anticiparse y gestionar los riesgos asociados a sus operaciones, considerando su impacto, la probabilidad de ocurrencia y las posibilidades de prevención. La industria de los juegos de azar está en constante evolución y regulación, y enfrenta desafíos recurrentes derivados de decisiones políticas y del progreso tecnológico.
RECONOCER LOS RIESGOS
En este panorama, es crucial reconocer que un riesgo se puede convertir en peligro si no se identifica. El reto consiste en transformarlos en desafíos gestionables, evitando que se materialicen como amenazas para potenciales apostadores, entes reguladores, operadores de juego y demás actores involucrados.
La expansión en el uso de la tecnología para la captación masiva de apuestas deportivas introduce un nuevo riesgo: el amaño o arreglo de apuestas deportivas. Este fenómeno plantea dos escenarios posibles: a) puede ser un peligro perjudicial para la actividad del entretenimiento en términos reputacionales o financieros, o, b) si se atiende adecuadamente, puede transformarse en un desafío gestionable para reguladores estatales, operadores de juego online, asociaciones deportivas, la Justicia y fuerzas de seguridad competentes, generando conciencia y articulando respuestas sectoriales a nivel local.
VARIANTES DE GESTIÓN
Con respecto al tema del arreglo de partidos, se pueden considerar las siguientes cuestiones:
a) Normativas o acuerdos inter-institucionales que establecen sanciones penales para los participantes directos o indirectos del amaño de apuestas deportivas (como el Convenio de Macolin desde 2014 en Europa o la Ley del Deporte N° 20.655 en Argentina).
b) Herramientas tecnológicas que detectan patrones irregulares de apuestas en plataformas online autorizadas, utilizadas por reguladores u operadores (como ULIS/WLA o soluciones de proveedores privados).
c) Organismos estatales o del tercer sector encargados de prevenir, detectar y castigar la comisión de dichos delitos (como el COI, FIFA, WLA, FIT, entre otros).
d) Instancias de capacitación, prevención y concientización hacia los distintos actores involucrados en la temática, como reguladores, operadores, deportistas, asociaciones deportivas, dirigentes, árbitros, medios de comunicación, miembros de la Justicia y del poder público fiscal.
Estas instancias, consolidadas al interior de cada jurisdicción o país, muestran cómo es posible abordar esta problemática actuando de manera sectorial, con responsabilidad, compromiso y decisión política. En un escenario post-pandemia, donde las apuestas deportivas online autorizadas han experimentado un rápido crecimiento en toda América Latina, los reguladores y operadores autorizados se ven en la obligación de gestionar este nuevo riesgo y evitar que se transforme en un peligro.
LA IMPORTANCIA DE LA REGULACIÓN
En conclusión, la falta de regulación en las apuestas deportivas, permitiendo su funcionamiento sin supervisión estatal, facilita que el arreglo de apuestas deportivas avance sin restricciones, con consecuencias negativas para las actividades deportivas, la integridad de las organizaciones, deportistas, dirigentes y la seguridad de apostadores y operadores autorizados.
La regulación estatal, como decisión política, debe identificar este riesgo y convertirlo en un desafío gestionable. Así, podrá minimizar sus efectos adversos y demostrar a la sociedad que la actividad de los juegos de azar, cuando está regulada, controlada y fiscalizada por el Estado, ofrece entretenimiento saludable, genera recursos y empleo, y posee la misma legitimidad social que cualquier otra tarea productiva o de servicios.