Nos reencontramos para hablar de algunas cuestiones que nos habían quedado pendientes durante nuestra cita anterior, en relación a la profesión del caster. Antes, explicamos qué significaba ser un caster, el entorno donde se desenvuelve la actividad y algunas diferencias con la narración tradicional. Nos restaba el abordaje de dos puntos más, uno relacionado con las condiciones que debe reunir un caster para poder trabajar de esto y sobrevivir en el intento (o cómo ser un buen caster), y el otro, vinculado con el primero, es cómo hacer del hobby una profesión.
Así, nos sumergimos de lleno en puntos que se consideran importantes para ser “un buen caster”. Cuidado, coloco las comillas porque el casteo es una actividad cuasi artística. Esto hace que, muchas veces, la aceptación de un narrador esté relacionada con su facilidad para llegar al público y ganarse su afecto, su gestión del carisma y demás, antes que otras cuestiones más objetivas. Sin perjuicio de ello, voy a avanzar en una breve lista de elementos que son claves y necesarios en la solidez profesional del caster, que no pretende ser única ni definitiva, pero que es resultado de la observación y de los propios errores cometidos a lo largo de la carrera.
ELEMENTOS A TENER EN CUENTA
En primer término, empezamos por lo más obvio: el conocimiento del juego que se va a relatar es absolutamente necesario. Mientras más se sepa acerca del juego, su estado actual, el ritmo de las competencias internacionales, las actualizaciones y demás elementos, mayor solidez se tendrá a la hora de transmitir la información relevante al espectador.
La segunda instancia tiene que ver con que es importante ser respetuoso para transmitir los conceptos, con un lenguaje lo más neutral, claro y accesible. Hay que tener en cuenta que la audiencia puede ser de diferentes regiones, por lo que hay que evitar emplear los modismos propios de un país. Del mismo modo, integra este elemento el intentar no ser ofensivo con los jugadores y staff, así como también con el público que participa de la transmisión. En este aspecto, una de las cosas más difíciles de hacer es relatar partidas muy desparejas, y lograr enfocarse en los puntos que debe focalizar el equipo que va por debajo en el marcador para repuntar, si es que esto es posible.
Un tercer punto, relacionado con el anterior, es la necesidad de ser neutral y objetivo con lo que sucede en la partida. La imparcialidad es un elemento fundamental para la narración. Pocas actitudes manchan más el nexo con el espectador y la aceptación por parte de las organizaciones que el mostrarse inclinado hacia un equipo o un jugador. No es necesario evitar el elogio ante grandes jugadas, pero debe cuidarse la expresión de éstas para evitar que el público lo sienta como una falta de objetividad.
Como cuarto elemento, puede decirse que es esencial imprimir la propia personalidad y estilo al ejercicio del casteo. Parece un consejo muy “new age”, pero ser uno mismo y disfrutar de lo que se está haciendo es un factor clave para lograr conectar con el público y, a la vez, encontrar un espacio cómodo para desempeñarse. En las etapas de formación, es habitual aprender mirando y escuchando a otros relatores. Esto no debe anular la constitución de la individualidad del caster, que tiene la capacidad de poner su sello a cada una de sus transmisiones, sin dejar de lado la objetividad y el profesionalismo que hacen al conocimiento del juego.
En cuanto al quinto punto importante, hay que aclarar que la voz es una herramienta y, como tal, el aprender a utilizarla de la mejor manera va a impactar positivamente en el desarrollo del casteo. Hablar claro, con fluidez, seguridad, lograr dar énfasis y emoción a las partes importantes en el juego, así como lograr bajar la intensidad cuando sea necesario, son características que ayudarán al caster a transmitir al espectador lo que realmente es sustancial y darle color a la competencia.
RESPETO Y REGLAS CLARAS
Siguiendo con el desarrollo de estos puntos, el sexto lugar lo ocupa la coordinación y respeto con los colegas. En general, la labor de casteo se desarrolla junto con un compañero, que será tu aliado en toda circunstancia y a quien deberás respetar y tratar ni más ni menos que como te gustaría ser tratado. Si ambos se complementan, la transmisión será exitosa, y la buena sinergia entre los dos se derramará sobre todos los que consuman el espectáculo.
En un último punto, y para no hacer esto demasiado extenso, puede nombrarse un séptimo elemento, consistente en prestar la máxima atención a lo que se está haciendo, y dejar de lado comentarios hirientes de la gente que pueden aparecer en el chat de la transmisión. Es imposible conformar a todo el mundo. Lo importante es estar seguro de tu trabajo y de tus conocimientos. Por más fuerte que seas, el denominado “hate”, que puede caerte al hacer algún comentario, puede afectarte. Así, hay que quedarse con las críticas constructivas, porque siempre se puede mejorar, pero dejar de lado y restar importancia a los comentarios de odio que no buscan más que incomodar a una persona, que simplemente está trabajando.
DEL HOBBY A LA PROFESIÓN
En otro orden de ideas, para hacer de esto una profesión y no un hobby, se requiere no solamente mucho trabajo, constancia y perfeccionamiento -algo que muchas veces corre por cuenta propia-, sino también lograr constituirse como una personalidad dentro del juego o del ambiente en general, para poder eventualmente entrar al sistema competitivo oficial del juego que se trate y, con eso, alcanzar mejores condiciones, tanto laborales como de visibilidad.
Sabemos que el camino no es nada fácil, y que, hoy por hoy, es un gusto de pocos. Aun así, vale la pena el esfuerzo. Como todo, quizás se hace necesario compatibilizar la labor de caster con otro trabajo más “tradicional” en paralelo, porque la apuesta del 100% por la vida de narrador en deportes electrónicos a veces puede ser un horizonte lejano en regiones en desarrollo, como Latinoamérica.
UNA ÚLTIMA CONSIDERACIÓN
Como reflexión final, si bien es difícil lograr hacer del casteo una profesión de la cual vivir, no es imposible, y cada vez son más las oportunidades de conseguirlo. Caminante, no hay camino; se hace camino al andar.
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