Una breve introducción
Hombre nacido en Nevada (quinta generación de su familia), el Dr. Bo Jason Bernhard llama a Las Vegas su hogar, pero trabaja con frecuencia en jurisdicciones tan diversas como Sudáfrica, Australia, Singapur, Corea del Sur, Macao, México, Vietnam, Taiwán, Argentina, Brasil, Rusia, Portugal, Austria, Grecia, Inglaterra y Canadá. Comenzó su carrera investigadora en la Harvard University, donde, como estudiante, completó una tesis magna cum laude de doble especialización (Sociología y Psicología) sobre los impactos en la comunidad del juego y la industria en Nevada.
Después de obtener su Ph.D. en 2002, el Dr. Bernhard fue seleccionado como primer Director de Investigación del Instituto Internacional del Juego de la UNLV (IGI), y se le otorgó una cátedra doble en Administración Hotelera (Facultad de Hotelería de la UNLV) y Sociología (Departamento de Sociología de la UNLV). En 2011, comenzó como Director Ejecutivo en el IGI, donde ahora supervisa todas las funciones académicas y de investigación. Además, actualmente ocupa el cargo de VP de Desarrollo Económico de la UNLV. En representación de la universidad en estos roles, el Dr. Bernhard ha pronunciado más de 200 conferencias en entornos clínicos, regulatorios, gubernamentales y de políticas del sector. Asimismo, ha publicado artículos en las principales revistas de ciencias empresariales y de ciencias sociales.
Entre docenas de reconocimientos a su trabajo, ha sido nombrado chair de Philip G. Satre en Estudios del Juegos tanto en la UNLV como en la Universidad de Nevada en Reno. También ha recibido varios premios: en 2007, su enfoque en la globalización le valió el premio al Educador Internacional del Año del World Affairs Council; en 2008, consiguió el premio Boyd a la investigación de la UNLV Hotel College; en 2009, obtuvo el premio máximo a la enseñanza del Hotel College y el Premio a la Enseñanza Spanos; en 2010, fue nombrado Lincy Fellow en Brookings Mountain West; y en 2012, alcanzó el premio Barrick Scholar y el premio Denken de investigación.
Lleva más de 24 años trabajando en la UNLV. ¿Cuáles han sido sus principales aprendizajes acerca de la industria del juego, así como sus contribuciones durante ese tiempo?
Comencé a investigar como estudiante en la UNLV en 1995, ¡y he estado analizando la industria del juego desde 1991, cuando era alumno de Harvard! Diría que, cuando inicié mi carrera, existía una idea de que la industria del juego no necesitaba lo que las instituciones de educación superior tenían para ofrecer. Por ejemplo, había muchos líderes de los principales hoteles-casinos que habían empezado a trabajar estacionando autos como valets en la escuela secundaria, se habían saltado la universidad y se habían abierto camino (¡admirablemente!) hasta la cima. Dado esta perspectiva, ¿por qué la industria necesitaría aportes de una universidad? Entonces, sucedió algo interesante: la competencia. Los juegos de azar se legalizaron en más y más jurisdicciones, y se generó más y más competencia. Como resultado, las empresas, los gobiernos y las personas necesitaban buscar el conocimiento como una ventaja competitiva. El Instituto Internacional del Juego de la UNLV apareció para proporcionar ese conocimiento.
Desde 2013, el Centro para la Innovación del Juego del Instituto Internacional del Juego de la UNLV ha presentado más de 50 solicitudes de patente en los EE.UU. ¿Qué significan para usted la I+D, la innovación y la creatividad?
En 2013, cuando asumí el liderazgo del International Gaming Institute, tomamos a la industria global del juego como eje para hacer una simple pregunta: hay muchos aspectos que la industria está haciendo bien, pero ¿de qué forma se puede lograr una contribución nueva y sustancial de los recursos únicos presentes en una universidad? Una respuesta clara fue “a través de la innovación”. Pensemos que las universidades están pobladas de miles de innovadores, tanto estudiantes como profesores, que consideran grandes problemas todos los días en impresionantes instalaciones de laboratorio, e intentan inventar soluciones. Fue una idea lógica y natural. Cuando el Dr. Mark Yoseloff (un doctorado en matemáticas, inventor de juegos y ejecutivo de la industria desde hace mucho tiempo) vino a nosotros con la idea de crear un curso donde el ‘examen final’ fuera inventar un juego de apuestas, simplemente eso despegó. Casi de inmediato, tuvimos éxito y los medios de comunicación nacionales vinieron a documentarlo. Estos cursos no sólo han creado innovaciones. Yo diría que aún más importantes son las personas que surgen de allí: innovadores, aquellos que piensan en las soluciones, desarrollan respuestas y, como resultado, se convierten en líderes de la industria mucho mejores.
¿Por qué cree que el nuevo instituto de investigación Black Fire Innovation va a hacer historia en Las Vegas y en todo el sector del juego?
Black Fire no es sólo un increíble espacio como la industria del juego jamás vio. Representa la culminación de todos estos esfuerzos que mencioné. Durante mucho tiempo, Caesars Entertainment fue uno de los mayores patrocinadores de nuestro laboratorio de innovación. De hecho, su antigua directora de Casinos, Melissa Price, fue una de las primeras en adoptar este proyecto, y la ex alcaldesa (y antigua ejecutiva de Caesars) Jan Jones Blackhurst vio desde el principio el potencial de nuestros estudiantes. Así que decidieron tener a sus equipos de I+D e innovación en nuestro nuevo parque tecnológico y de investigación, a unos 10 minutos al oeste del campus principal de la UNLV. Así nos pusimos en marcha. Lo que hace Black Fire es intencional: dice explícitamente que el objetivo es ayudar a inventar conjuntamente el futuro y poner los recursos y las mentes de la universidad en pos de él. A pesar de que abrimos el espacio con los vientos en contra del COVID-19, y durante un tiempo en el que se decía que los edificios comerciales estaban muriendo (porque la gente se enteró de que no necesitaba una oficina y que podía trabajar desde casa), desde ese momento, hemos llenado el primer edificio con 90 empresas que representan un valor total de US$1,2 billón. En ese grupo, hay compañías del Fortune 500, pero también startups de dos personas que intentan crear un futuro para la industria y para ellas mismas.
¿De qué manera piensa la futura convergencia entre el juego presencial y el iGaming en los EE.UU., considerando la increíble expansión de los juegos en línea y de las apuestas deportivas en el país durante los últimos tres años?
En realidad, es sencillo: a pesar de la resistencia masiva durante muchos años, ése tiene que ser el futuro del gaming en los EE.UU. Otra cosa que aprendimos durante la pandemia es la siguiente: ahora todos somos jugadores. Todos nosotros, incluso tus abuelos, probablemente, jugamos más juegos, en más dispositivos, durante más tiempo que antes del COVID-19. Si explota bien esa ventaja, la industria de los juegos de azar puede aprovechar su experiencia en la creación de experiencias de juego en espacios nuevos, convergentes, entre lo físico y lo online. Si no es así, no prosperará. Es así de simple.
Usted es un ejecutivo realmente interesado en el desarrollo de América Latina, tanto social como económicamente. ¿Cuál es su punto de vista sobre el estado actual del juego en la región, teniendo en cuenta las grandes diferencias que existen entre cada país?
Recuerdo el comienzo de mi carrera, con la explosión de interés en Asia, y veo algunas dinámicas similares en América Latina. Por ejemplo, hay una evolución de la clase media y también del turismo. A medida que América Latina se una cada vez más a la economía global, la región buscará participar, con creciente interés, en el mundo. Una pregunta útil para hacernos es ésta: ¿de qué manera América Latina es “la próxima Asia”? ¿De qué manera no lo es? Diré esto: algunos de los ejecutivos más dinámicos, creativos (en parte, porque los mercados son competitivos y de bajos ingresos) y fascinantes que conocí en mi vida están en América Latina. En mi humilde opinión (viví en España hace muchos años, y ahora paso gran parte de mi tiempo en México), una cuestión que une a América Latina en general es la conectividad social y, por ende, la inteligencia social. Mucha gente más elocuente que yo ha opinado sobre lo especial que es que América Latina tenga un atractivo social increíble, potente e inspirador. La pregunta, por supuesto, es ésta: ¿cómo la industria del juego puede aprovechar esas características antropológicas únicas y crear espacios que las celebren?
¿Cuáles son sus desafíos personales y profesionales para los próximos años?
Primero que nada: ¡quiero pasar mucho más tiempo en América Latina! Por motivos personales y profesionales: hablo español y pronto me casaré con una ciudadana mexicana. Veo una gran oportunidad para llevar a toda América Latina el tipo de proyectos que hemos generado en el Instituto Internacional del Juego de la UNLV y el Black Fire, con amor, innovación y con un poco de sabor latino.