Durante toda mi vida, tuve al gaming como hobby. Hace unos años, me decidí a verlo desde el aspecto profesional, comenzando mi carrera de productora de eventos de Esports, caster y creadora de contenidos. Una constante en mi pensamiento fue el hecho de considerar que, en los deportes electrónicos, hombres y mujeres no tenemos esa barrera física y biológica que tanto impacta en los deportes tradicionales. Por eso, los Esports deberían ser un ámbito de mayor igualdad entre los géneros.
La realidad es que, en muchos momentos de mi vida, respondí con energía, casi instintiva y automáticamente, a situaciones en las cuales las mujeres se encontraban condicionadas por diversos motivos. Mi personalidad me llevó a eso. Cuando ‘eres fuerte’, te muestras indiferente a ciertos aspectos, hasta que después analizas en concreto si lo que importa es que únicamente tú puedas lograr tus objetivos, o que ayudes a desarrollar un ambiente en donde no sea necesario cambiarse el nombre, hacerse pasar por hombre, no prender un micrófono y tantísimas otras cosas que las mujeres hacemos para poder jugar en paz.
LA APARICIÓN DE LAS LIGAS FEMENINAS
Ahora bien, cuando una hace públicas estas situaciones de acoso o maltrato, la respuesta habitual suele ser que a cualquiera (hombre o mujer) lo insultan en los juegos. Si no, nos piden que directamente usemos la opción de ‘silenciar’ para no tener que soportar estas situaciones. Si bien es cierto que todos estamos expuestos a insultos independientemente de nuestro género, el problema se visualiza cuando el improperio se produce con motivo del género. Ése es el eje de la agresión, como si fuera algo de lo que tenemos que avergonzarnos o debamos ocultar. En cuanto a la otra ‘solución’ propuesta, silenciar es un paliativo que sirve para pasar la situación con menor nivel de tensión, pero no es bajo ningún aspecto algo que resuelva de plano el problema.
Todas estas situaciones provocan que mujeres jóvenes que desean iniciarse en el gaming se vean sometidas a vivir malos momentos. Incluso, ocultan su género y buscan ‘pasar desapercibidas’ para no tener problemas. A partir de esto es que comenzaron los ámbitos competitivos en Esports exclusivos para mujeres, de los que muchos se quejan diciendo que son limitantes o que representan estrategias marketineras. Lejos de ser un techo en la carrera del desarrollo profesional de una jugadora, las ligas femeninas encuentran su fundamento en ir visibilizando y derribando poco a poco esas barreras. No me refiero a las biológicas, sino a las sociales, que enfrentamos las mujeres a la hora de ingresar al mundo de los deportes electrónicos. La educación de quienes integramos el ecosistema del gaming es clave en este punto, pero también entendemos que todo es parte de un proceso y que, en ese camino hacia la igualdad efectiva, es válida la propuesta de generar ámbitos exclusivamente femeninos. El corazón de las ligas femeninas, en su carácter transitorio, es ser el semillero donde muchas jugadoras ingresan por primera vez y se enfrentan a un estilo de juego competitivo, incluso bajo el marco de una organización o equipo con planta técnica.
Muchas veces, se cuestiona la realización de este tipo de ligas, manifestando que limitan el desarrollo de las jugadoras, condicionándolas a jugar por género y no por nivel. La realidad es que los circuitos oficiales de competencias continúan su curso normal, al que cualquiera puede incorporarse. Las Ligas Femeninas no intentan reemplazarlo, sino generar un espacio un poco más seguro, para que, al menos, las protagonistas puedan jugar sin ocultar su nombre, su voz o su identidad. Por otra parte, hay numerosos ejemplos que pueden darse de la utilización de la mujer con fines comerciales, con el pretexto de incluirla competitivamente en algún equipo de renombre, pero sin permitirle participar en igualdad de condiciones en entrenamientos y en la formación que es propia del resto de los integrantes del equipo.
LUCHAR EN UN AMBIENTE HOSTIL
Las jugadoras no son las únicas segregadas o sometidas a situaciones disvaliosas relacionadas con el género. En mi experiencia personal como caster, me ha sucedido que, para proponerme en algunas productoras como comentarista, se me solicitaron fotos (en lugar de videos donde se me escuche castear) y fui descartada por no tener un cierto look o tipo físico deseado por el empleador. Acá no hablamos de ‘buena presencia’, sino de encajar en un modelo hegemónico y estereotipado de belleza. Todas estas situaciones que se comentan a modo de ejemplo socavan, sin dudas, el deseo y la permanencia de las mujeres en los Esports, al considerarlos un ámbito hostil, en el que hay que luchar más por ser mujeres.
Otro párrafo aparte merece la situación o condena que se ejerce sobre las creadoras de contenido, al considerar directamente que, por ser mujer, todos sus logros giran alrededor de la explotación de su cuerpo o imagen corporal. A este respecto, es necesario poner en claro que cada persona tiene derecho a crear el contenido que le parezca, en tanto no viole las directivas de las plataformas donde se lo produce. De la misma forma, todos somos libres de consumir el contenido que consideremos más adecuado a nuestros gustos. El prejuicio está en pensar que, porque una mujer es exitosa en algún área, lo ha conseguido por la explotación de su físico, y también, como la otra cara de la moneda, en fomentar que la única forma de lograr el éxito es a través de ese camino. En pocas palabras, si una persona quiere explotar su imagen corporal (que le pertenece) como estrategia de marketing, tiene todo su derecho a hacerlo sin que nadie efectúe juicios sobre su conducta. El problema es cuando se asume y fomenta que, exclusivamente para las mujeres, la única forma de crecer en el ambiente es ésa.
Sin embargo, también quiero decir que se destacan positivamente numerosas iniciativas de personas, grupos y organizaciones que fomentan la formación, inclusión y profesionalización de la mujer en el ámbito de los Esports. Esto nos alienta y ayuda a que cada vez seamos más las mujeres que nos animamos a perdurar en un ambiente complejo, tanto en el rol de jugadoras, como casters, productoras, diseñadoras y programadoras, entre otras funciones. La realidad es que intentamos hacer del gaming un mejor espacio, lo suficientemente inclusivo para todas las personas que quieran incorporarse y disfrutar de la pasión de jugar con una consola, PC o móvil. El entretenimiento sano es un derecho de todas/os.
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